Safo de Mitilene {en construcción.

Safo, o más comúnmente llamada Sidd, es una mujer de carácter fuerte. Decidida, acaparadora, inteligente y sagaz. Aunque también es una persona con un sentido del humor realmente activo; le gusta bromear sobre cosas simples. Es aventurera, siempre abierta a experimentar: su necesidad de conocer la mayor cantidad de emociones y sentimientos llevaderos, la obliga, inconscientemente, a no desaprovechar ninguna de las oportunidades de pasarla bien que se le presentan.
Es una chica bromista, habladora, buena mentirosa y esa cara de ángel que su Original le heredó es todo lo que necesita para apañarle los embustes. No hay manera de que no te diviertas con ella, es risueña y tranquila, le gusta la música suave y pasar muchísimo tiempo con sus cercanos fumando un cigarrillo o jugando antiguos y sin gracia juegos de mesa, aunque no tiene ningún inconveniente con irse de fiesta siempre que puede, ya que nunca ha sido una persona pasiva en ese ámbito, siempre y cuando esté rodeada de personas.
Se encariña con rapidez, y es una persona fóbica al encierro, siendo su necesidad de libertad más grande de lo que ella pueda medir, algo que desde siempre le trajo más de algún problema con Bruno Mhöl, su creador.
Es relajada, independiente, nunca necesitó de un montón de gente a su alrededor para sentirse segura de cómo y quién era, pero sí para disfrutar al máximo porque es una persona demasiado sociable.
Adora levantar el ánimo de la gente, es de mente abierta y ama poder sentirse útil con los demás, es afable hasta cierto punto, pero es mejor que no la subestimes porque si llegas a sobrepasar sus límites, no habrá cosa en esta tierra que te salve de su ira. Es una persona bastante vengativa y, Dios santo, tiene una memoria prodigiosa para recordar todas y cada una de las malas jugadas que le han hecho.
Tiene un lado rebelde que le impone que no se deje llevar, le desagrada en sumo grado que le digan qué, cómo y cuándo hacer las cosas que ella desea, o no, llevar a cabo. Es realmente expresiva, amable y cariñosa con sus seres queridos, siempre estará dedicándoles cumplidos o abrazándolos hasta cansarse pero, en contraste, puede resultar bastante fría con quién aún no se ha ganado su confianza, e incluso, llega a los extremos de ser insoportable y repulsiva cuando se lo propone.
Es una buena consejera y le encanta escuchar, aunque el “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago" se aplica con especial excelencia en ella. Y no porque sea una mala persona, sino porque su impulsividad muchas veces hace que no siga los consejos que ella misma le da al resto.
En cuanto a las relaciones afectivas, es celosa incluso de sus amigos más cercanos: ya que el sentido de pertenencia es algo que tiene muy arraigado, y como suele encariñarse muy rápido, esta característica de ella le trae bastantes inconvenientes. No es fácil engañarla, es de esas que esperan y observan, para averiguar hasta qué punto sus cercanos pueden llegar con una mentira y así, descubrir quiénes merecen la pena a su alrededor y quiénes no.
Es una líder nata, durante toda su existencia ha sido una joven impetuosa y carismática que sabe usar la oratoria a la perfección para enredar a los demás y conseguir todo lo que quiere cuando se lo propone.
Es leal y solidaria con sus amistades hasta el punto de olvidarse de sí misma cuando ellos la necesitan. Está dispuesta incluso a dar la vida por ellos, siempre y cuando éstos no la traicionen, porque si eso sucede... pobre de aquel estúpido.
Para sus amigos, es una persona interesante, impulsiva a más no poder, atractiva, una conversadora muy activa, y en sumo grado creativa, mientras que para los que no la conocen, por su forma de vestir tan atrevida y su manera de desenvolverse en la sociedad con sarcasmo, su sensualidad latente y sus bromas pesadas, puede caerles de maravilla o puede espantarlos de la misma manera.

Safo de Mitilene, la real, vivió en los años 593 antes de Cristo, cuando ni siquiera se podía imaginar qué cosas había allí, tras las montañas, donde se escondía el sol todas las tardes, ni mucho menos que millares de años después nacería de una forma poco natural Safo de Mitilene II, más comúnmente llamada Sidd, a secas, o Siddharta Vasilisa Mhöl, cuando su dueño se volvía iracundo; ésta era... la clonación actual -y cabe mencionar que ilegal- de aquella poetisa griega de antaño.
Nació 24 años atrás en una "cuna" de oro, viviendo toda su niñez y adolescencia a las afueras de una ciudad en Dinamarca de la cuál no se había interesado de memorizar el nombre. ¿Su familia?  Pues ésta estaba únicamente conformada por su comprador; Bruno Alaric Mhöl, un hombre totalmente acaparador, pero en sumo grado cariñoso, que no permitía a Safo moverse más allá de donde sus ojos pudieran verla. Aún así, ella tuvo suerte, porque Bruno vivía por y para ella, siempre atento de cumplir el más mínimo de sus caprichos, siempre y cuando ella sirviera de musa para inspirar hasta el más pequeño de sus escritos.
Se mantuvo feliz, sin contratiempo alguno, gozando de las múltiples fiestas que Bruno, al ser millonario, daba casi semanalmente. Aprendió a aplacar su necesidad de conocer el mundo exterior y salir, aprendiendo a tocar todos los instrumentos musicales que más pudo.
Una mañana después de una fiesta, Safo se despertó en su cama, como ya era normal, acompañada con por lo menos tres personas más. Lo extraño vino a pasar cuando uno de éstos individuos se despertó inmesurablemente inquieto, y, bajo el efecto de algún tipo de psicofármaco o droga de diseño, amenazó a todos en el lugar con una filosa navaja que sacó de entre sus ropas.
De alguna forma, entre todos consiguieron desarmarlo, pero en la lucha el agresor fue gravemente herido y, haciendo lo correcto, se debió llamar a la policía. Para luego dar aviso a una ambulancia. Desde ese segundo, nada fue lo mismo nunca más. Porque, al momento que un oficial de policía irrumpe en la gigantesca mansión, preguntando por el nombre de todos los involucrados, comenzó el caos. Safo, inocente y dispuesta a ayudar, le contestó sin dudar "Mi nombre verdadero es Safo de Mitilene, pero puedes llamarme Sidd; Bruno, mi comprador, me ha dado ese nombre." El artista palideció de inmediato, rogando para que aquellas palabras jamás hubieran sido pronunciadas por su querida muchacha.
Pero ya nada se podía hacer, se llevaron a Safo para hacerle muchos estudios y análisis de todo tipo, para poder comprobar a ciencia totalmente cierta de que se trataba de una clonación. Al saber que era todo cierto, la enviaron sin perder tiempo hasta Knoxville, y jamás volvió a ver a Bruno, quién fue llevado a prisión, por inclumplir las leyes del país.
Así, sintiendo el anhelo profundo de algún día volver a ver aquel hombre que la vio crecer y la crió, se conformó en mantenerse en donde la tenían retenida, esperando pacientemente, guardando la esperanza... de algún día volver a ser libre.